APETITO EMOCIONAL
Comer al son de tus estados de ánimo puede traducirse en algún kilo de más y muchos remordimientos.
Los alimentos dulces, los salados y las grasas son las tentaciones más habituales.
¿Terminas de cenar y continuas con el picoteo?
¿Abres la nevera de forma compulsiva cada vez que los nervios se apoderan de ti?
¿No eres capaz de controlar tus ansias de comer cuando estás en casa?
¿Abres la nevera de forma compulsiva cada vez que los nervios se apoderan de ti?
¿No eres capaz de controlar tus ansias de comer cuando estás en casa?
Lo que te pasa es que tienes apetito emocional. Es decir, devoras alimentos en función de tu estado de ánimo.
El estilo de vida actual, con estrés y poca actividad física, además del hecho de descuidar nuestra alimentación por las prisas, que nos obligan a tomar cualquier cosa, hace que, muchas veces, no sea fácil mantener unos buenos hábitos de horarios de comidas, elección y preparación de los alimentos más adecuados.
Otra cosa muy distinta es que la ansiedad, el estrés o el aburrimiento, condicionen nuestro menú diario e incluso nos induzcan a comer de forma compulsiva, sintiendo culpabilidad por no poder controlar la tentación.
Entonces, ¿cómo diferenciar entre hambre y apetito emocional?
Aquí tienes las principales características que definen ambos conceptos:
Apetito emocional:
- Te asalta de inmediato. Se trata de un impulso, de una tentación a la que no te puedes resistir.
- Te pide comida ¡ahora y ya! Sientes una necesidad imperiosa que tienes que satisfacer inmediatamente. Ocupa tu mente por completo y no te deja pensar en otra cosa.
- Te exige un determinado alimento. No se satisface con el simple hecho de comer cualquier cosa, tiene unos alimentos preferidos, que suelen ser los más calóricos: bollería, chocolate, chuches dulces o saladas, hidratos de carbono y grasas.
- No se detiene aunque ya tengas el estómago lleno. No sientes saciedad, aunque notes el abdomen distendido y molestias en el estómago, no se paran las ganas de seguir con la ingesta.
- Al terminar, te sientes culpable. El sentimiento que acompaña a este proceso es la culpabilidad, con pensamientos negativos como "no puedo controlarme", "no valgo nada"...
Hambre:
- Suele venir poco a poco. Se trata de la necesidad del organismo de recuperar fuerzas, por eso notas que tienes hambre según pasan las horas desde la última comida.
- Puede esperar a ser satisfecha. Es posible planificar la comida.
- Está abierta a diferentes opciones: fruta, verduras, lácteos... Nos permite llevar una dieta más saludable y equilibrada.
- Para cuando sientes el estómago lleno. Una vez satisfecha la necesidad de ingerir alimentos, sentimos la sensación de saciedad en el estómago.
- Al terminar, te calma. La sensación que nos deja es de satisfacción y de placer por haber disfrutado de la comida.
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