viernes, 17 de junio de 2016

¿Cómo diferenciar entre hambre y apetito emocional?


APETITO EMOCIONAL

Comer al son de tus estados de ánimo puede traducirse en algún kilo de más y muchos remordimientos.  
Los alimentos dulces, los salados y las grasas son las tentaciones más habituales.

¿Terminas de cenar y continuas con el picoteo?
¿Abres la nevera de forma compulsiva cada vez que los nervios se apoderan de ti?
¿No eres capaz de controlar tus ansias de comer cuando estás en casa?
 
Lo que te pasa es que tienes apetito emocional. Es decir, devoras alimentos en función de tu estado de ánimo.

El estilo de vida actual, con estrés y poca actividad física, además del hecho de descuidar nuestra alimentación por las prisas, que nos obligan a tomar cualquier cosa, hace que, muchas veces, no sea fácil mantener unos buenos hábitos de horarios de comidas, elección y preparación de los alimentos más adecuados.

Otra cosa muy distinta es que la ansiedad, el estrés o el aburrimiento, condicionen nuestro menú diario e incluso nos induzcan a comer de forma compulsiva, sintiendo culpabilidad por no poder controlar la tentación.

Entonces, ¿cómo diferenciar entre hambre y apetito emocional?

Aquí tienes las principales características que definen ambos conceptos:

Apetito emocional:

  • Te asalta de inmediato. Se trata de un impulso, de una tentación a la que no te puedes resistir.
  • Te pide comida ¡ahora y ya! Sientes una necesidad imperiosa que tienes que satisfacer inmediatamente. Ocupa tu mente por completo y no te deja pensar en otra cosa.
  • Te exige un determinado alimento. No se satisface con el simple hecho de comer cualquier cosa, tiene unos alimentos preferidos, que suelen ser los más calóricos: bollería, chocolate, chuches dulces o saladas, hidratos de carbono y grasas.
  • No se detiene aunque ya tengas el estómago lleno. No sientes saciedad, aunque notes el abdomen distendido y molestias en el estómago, no se paran las ganas de seguir con la ingesta.
  • Al terminar, te sientes culpable. El sentimiento que acompaña a este proceso es la culpabilidad, con pensamientos negativos como "no puedo controlarme", "no valgo nada"...

Hambre:

  • Suele venir poco a poco. Se trata de la necesidad del organismo de recuperar fuerzas, por eso notas que tienes hambre según pasan las horas desde la última comida.
  • Puede esperar a ser satisfecha. Es posible planificar la comida.
  • Está abierta a diferentes opciones: fruta, verduras, lácteos... Nos permite llevar una dieta más saludable y equilibrada.
  • Para cuando sientes el estómago lleno. Una vez satisfecha la necesidad de ingerir alimentos, sentimos la sensación de saciedad en el estómago.
  • Al terminar, te calma. La sensación que nos deja es de satisfacción y de placer por haber disfrutado de la comida.
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miércoles, 11 de mayo de 2016

Un pasado doloroso



No importa lo que no me enseñaron, lo aprendo ahora.

Mi vida es un proceso que sólo tiene que ver conmigo.

Lo que me hicieron ya no es importante, ni siquiera quien me lo hizo.

Importante es lo que aprendo de la experiencia y cómo me influye en la forma de afrontar la vida.

Yo soy el resultado de todo y el principio de dónde partir.

 

LO IMPORTANTE ERES TÚ EN TU PRESENTE

 

Es posible que algunas experiencias del pasado puedan haberte marcado y te impidan llevar la vida que deseas. O quizás sientas frustración por no haber tenido las oportunidades para poder desarrollar tus capacidades y haber conseguido metas más altas.
       

Tienes dos opciones:

·         Seguir lamentándote de tu pasado: quedarte en la queja sólo te permite desarrollarte como víctima de la vida, de la injusticia, de la desigualdad... Refugiarte en el papel de víctima es una forma de no asumir las propias responsabilidades en el presente, una excusa para no madurar.

·         Vivir conscientemente el presente: Ahora es cuando, pese a todo, tienes la opción de elegir cómo quieres que sea tu vida en adelante, sin excusas. Puedes buscar nuevas oportunidades en lugar de lamentar las que perdiste.

 
 
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viernes, 6 de mayo de 2016

Me siento mal y no sé por qué


Lo tienes todo para ser feliz, pero no te sientes bien.


 
¡NO ENTIENDO LO QUE ME PASA!

 




¿Sientes malestar y no sabes por qué?
¿Sientes ganas de llorar sin motivo aparente?
¿Lo que tienes no te hace sentir feliz?
¿Crees que puedes tener depresión?
 

 
 
 Te encuentras mal, con más cansancio que de costumbre, sin motivación, sin ganas y no entiendes por qué.

Miras a tu alrededor y ves que tienes muchas cosas buenas e importantes que te deberían hacer feliz, pero no lo consigues.

Tienes mal humor y las reacciones de los demás te molestan y no consigues estar a gusto ni en compañía, ni en soledad.

Párate un momento y obsérvate. Pregúntate si tienes alguna necesidad por satisfacer.

No nos enseñan a pensar en nosotros mismos.

Por educación, por las prisas con las que vivimos, prestamos más atención a lo que "debemos" hacer (trabajo, estudios,  compromisos sociales, tareas domésticas...) y a las personas que "tenemos" que satisfacer (jefes, cónyuge, padres, hijos, amigos...) olvidándonos así de nuestros propios deseos.

Piensa por un momento ¿Quién eres ahora realmente? ¿Cuáles son tus necesidades reales, aquí, en este momento? No prestes atención a lo que se te ha dicho que debe ser la norma y mira con claridad cuáles son tus verdaderos deseos.

Si alguno de esos deseos no están aún satisfechos, no te encontrarás bien y debes asumir la responsabilidad de este sufrimiento.

Sigue preguntándote ¿En qué es lo que no estoy satisfecho? ¿Cómo puedo conseguir la satisfacción?

 

¿CUÁLES PUEDEN SER TUS NECESIDADES? 

  • La necesidad de amar y ser amado. Ésta es la necesidad a la que normalmente se concede más importancia. Abarca campos muy extensos: necesidad de amor paterno, amor sexual, de amor de Dios, del prójimo; necesidad de ser estimado y querido, necesidad de recibir o dar ternura...

  • La necesidad de sentirse útil a alguien o para algo. Es una necesidad que se satisface con más frecuencia que la anterior. Se nota más en la madre, cuyos hijos crecen y se marchan, o en el trabajador que pasa al paro o a la jubilación. Sufren más esta insatisfacción los que han vivido más para su trabajo que para su propia persona. Esta actitud lleva consigo centrarse en las exigencias de los demás, como ocurre con la madre que vive para satisfacer los deseos de sus hijos en detrimento de los suyos propios, o en el obrero, que vive para su trabajo y las necesidades de su familia, olvidándose de sí mismo.

  • La necesidad de realización y de autonomía.
    Feliz el que llega a realizarse sin dominar ni sublevarse, porque, en caso contrario, sería dueño o esclavo de los demás. Estos dos últimos casos, generalmente, no logran su satisfacción.
    "No quiero cambiarte. Tú sabes mejor que yo lo que te conviene. No quiero que me cambies. Quiero de verdad que me aceptes y respetes mi forma de ser".
 
  • La necesidad de seguridad. Es la necesidad de sentirse protegido contra la adversidad.
La inseguridad ante el cambio hace que  muchas personas permanecen mucho tiempo soportando condiciones opresivas o desagradables.
Arrinconarse en una situación así produce angustia. Sobre todo hay muchos que no tienen la energía necesaria para cambiar las condiciones limitativas.
La búsqueda de la seguridad a cualquier precio puede resultar agobiante si nos lleva a una existencia monótona, de costumbres encasilladas. A fuerza de evitar los imprevistos, se corre el riesgo de desperdiciar la vida.


  •  La necesidad de libertad. A fuerza Se puede considerar opuesta a la anterior. Todo el mundo necesita libertad de acción en el trabajo, en su casa, en la calle. Algunos sufren porque se consideran limitados. 
Muchos se creen libres y, en realidad, soportan una esclavitud de la que no se dan cuenta. No hay nadie completamente libre.
Satisfacer esta necesidad es algo arduo y difícil. Se puede dar prioridad "al qué dirán". Su cara oculta es, generalmente, el "qué diré yo".

 
¿Qué se trabaja desde la psicoterapia? 

En nuestra cultura las necesidades vitales están relativamente satisfechas, pero nos cuesta admitir que tenemos otras carencias porque no las consideramos igual de importantes.

En el espacio de una consulta de psicología se pueden expresar deseos sin ser juzgado, así podemos aprender a concedernos otras opciones.
 
La psicoterapia puede ayudarte a expresar esos deseos que consideras más fantasiosos o menos confesables.
 
A permitirte sentir que te mereces ser feliz.
 
 


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lunes, 25 de abril de 2016

¿Por qué no consigo lo que quiero?

Si te encuentras en una situación de bloqueo, en la que sientes que tu vida se estanca y no consigues lo que deseas, es posible que la respuesta esté en tu interior.

 
¿POR QUÉ NO CONSIGO LO QUE QUIERO?


¿Deseas un trabajo,
ganar más dinero, adelgazar,
hacer ejercicio,
tener pareja...
y no lo consigues?
 
 

 
 
 En ese caso, es posible que tu mente te diga cosas como "qué mala suerte tengo", "hay algo malo en mí", "no soy capaz"...

Si das poder a tu mente y a estos pensamientos empezarás a hacer lo contrario de lo que deseas conscientemente, es decir, te sabotearás inconscientemente.

De esta forma, por ejemplo, acudes tarde a una cita o entrevista de trabajo, rechazas ofertas porque no cumplen con tus expectativas, no encuentras el momento adecuado, o simplemente, no tienes ganas de hacer nada.

Puede ser también que te decidas a dar el primer paso, pero abandonas al primer contratiempo.

Lo más cómodo es echar la culpa a las circunstancias externas, como la crisis, la falta de oportunidades laborales, lo difícil que es encontrar pareja, ya eres mayor para esto o aquello, etc.

 
 
 
 

LAS CAUSAS DEL AUTOSABOTAJE 

 

  • Por miedo al fracaso. Puede que prefieras la comodidad al riesgo, quedarte como estás a correr el riesgo de equivocarte. Quizás creas que si no lo consigues los demás van a pensar que has fracasado.

  • Por miedo al éxito. Siempre se habla del miedo al fracaso, pero a veces pesa más el miedo a tener éxito. Dejar atrás la "zona de confort" despierta la sensación de vacío y de pérdida.

  • Por creencias negativas. Es importante observar lo que nos dice la mente. Es probable que estén resonando experiencias negativas del pasado que nos hacen creer algo erróneo sobre nosotros mismos que damos por verdadero sin cuestionarlo en el presente.

  • Porque no es lo que realmente quieres. Sino lo que se espera de ti. Es posible que las razones que te llevan a desear algo sean equivocadas y por eso no funcionan como motivación suficiente.


¿La psicoterapia te puede ayudar? 


Por supuesto.
 
 
La respuesta se encuentra más cerca de ti de lo que puedas imaginar.
 
Te invito a que empieces a mirar dentro de ti y conozcas esa parte oculta que te limita.
 
Cuando comprendas los mecanismos internos que de forma "automática" rigen tu vida, te liberarás y encontrarás las claves para avanzar. 
 
 

martes, 22 de marzo de 2016

¿Para qué hacer psicoterapia?

Nuestra vida nunca corresponde a nuestros más felices sueños, pero siempre podemos mejorarla y hacerla más agradable aún.

 
¿QUÉ HACE LA PSICOTERAPIA POR TI?
 
 
 
 
¿Quieres dejar de sufrir?
 
¿La psicoterapia cura?
 
Más que eso.
 
La psicoterapia devuelve la esperanza a toda clase de personas heridas, más o menos intensamente, en su vida, a causa de un pasado tumultuoso.
 
Alivia terribles sufrimientos de forma eficaz y abre para esas personas un pleno potencial que ni siquiera tenían la conciencia de poder alcanzar.
 
La psicoterapia no sólo cura, sino que abre puertas, posibilidades, lo que consigue que la gente advierta que tiene más valor de lo que creía al principio.
 
La terapia psicológica les pone en contacto con lo más hermoso que, con frecuencia, hay en ellos, lo más fuerte, lo más generoso.
 
Se devuelve el poder a las personas.
 
Se devuelve a la gente un poder sobre sí misma, puesto que se les permite no sólo dejar de sufrir sino también tener más control sobre su vida.
 
Eso sí, con esfuerzo y compromiso.
 
Es el paciente el que cura el problema, no es la magia del terapeuta.
 
 
 

OBJETIVOS DE LA PSICOTERAPIA

 

  • Reducción de los síntomas. Algunas manifestaciones de malestar como angustia, ansiedad, tristeza, etc, van desapareciendo con el tratamiento.

  • Maduración de la personalidad. El autoconocimiento hace que los cambios producidos en el espacio terapéutico se mantengan gracias al crecimiento personal, dejando de depender del terapeuta.

  • Capacidad de formar relaciones interpersonales menos problemáticas. Aprendes a aceptarte sin juzgarte, de esta manera llegas a respetarte para que te respeten los demás.

  • Aumento de la autonomía. Los miedos, los complejos, las ideas irracionales sobre uno mismo son factores limitantes. Cuando nos deshacemos de estas cargas, nos volvemos más independientes.

  • Reducción de la dependencia de los servicios médicos. Al comprender el origen de nuestro malestar y los factores que lo mantienen somos capaces de gestionar nuestra vida, reduciendo así la necesidad de medicamentos.

  • Sensación de libertad e identidad interior fortalecida. El efecto más gratificante de la psicoterapia es sentirse bien con uno mismo, aceptarse, conocerse y valorarse.